miércoles, 9 de junio de 2021

Las tres decisiones de Cs

Ciudadanos celebrará el 17 de julio una convención, de carácter deliberativo, tras una sucesión de malos resultados electorales que amenazan la supervivencia del partido. Escribo esta entrada en mi abandonado blog como votante a Cs en las últimas elecciones autonómicas madrileñas, simpatizante desde hace tiempo y exafiliado en sus inicios hasta que surgió UPYD, partido al que estuve afiliado de principio a fin. Por tanto, escribo desde fuera de la organización con la intención de ayudar en un debate que deberá desarrollarse en el ámbito interno de la misma.

En mi opinión, Cs debería tomar decisiones al menos en tres líneas estratégicas:

1. ¿Liquidar el partido y convertirlo en una plataforma? Con el auge de Podemos/Más País y Vox los extremos del espectro político se han hecho más patentes. Esto conlleva que PP y PSOE se convierten en partidos de centro o, al menos, los centra en el espectro frente a otras opciones. Es decir, el fin del bipartidismo ha achicado el centro. Ojalá no hubiera sido así y el fin del bipartidismo hubiera significado la consolidación de un partido de centro, pero es lo que hay. Las elecciones autonómicas madrileñas han demostrado que Cs no tiene suelo electoral (votantes que se identifican con el partido pase lo que pase) ni en sitios donde hace poco obtuvo muy buenos resultados. Quizá la excepción sea Cataluña, donde Cs tiene más historia y arraigo y puede que allí si tenga un apoyo suficiente para garantizar cierta representación institucional.
Cs ya no cuenta con el respaldo de los medios de comunicación, y los poderes fácticos, que apoyaron su expansión por el conjunto de España. Es necesario preparar y adaptar el partido a la travesía por el desierto que le espera.
La liquidación de Cs como partido permitiría que sus cargos públicos pudieran seguir en política en otros partidos con cierta honorabilidad, que sus afiliados pudieran dedicarse a menesteres más fructíferos que embalsamar una momia, y que quizá a medio-largo plazo vuelva a surgir un proyecto en su espacio político. Si Cs no existiera habría que inventarlo, lo que no implica que pueda seguir existiendo en las circunstancias actuales.
Convertir el partido en una plataforma o asociación permitiría mantener cierta estructura organizativa, vínculos personales y dar soporte a iniciativas políticas vinculadas al proyecto que representaron Cs y UPYD. UPYD colapsó antes de que esa posible plataforma, planteada en el ámbito interno, fuera viable porque perdió rápidamente su capital político y humano. Cs todavía está a tiempo de crear algo fructífero. Los intentos existentes actualmente de constituir una plataforma de este tipo no pasan de ser pequeños grupos de personas, válidas en muchos casos, pero con más pasado que futuro desde una perspectiva política.

2. ¿Reducir su ámbito de actuación para volver a ser un partido de ámbito exclusivamente catalán? Volver a los inicios. Al nacionalismo catalán se le vencerá desde Barcelona, no desde Madrid, donde siempre habrá un gobierno dispuesto al pasteleo a cambio de mantenerse en el poder, como vemos con el tema de los indultos. Cs demostró que los separatistas no están enfrentando Cataluña al resto de España, sino a una parte de Cataluña contra la otra parte. Cs no ha conseguido implantarse en el resto de España, porque creció demasiado mal y demasiado rápido. Y en algunos casos, promoviendo el transfuguismo y la traición. Por desgracia, después le ha tocado a Cs vivirlo en sus carnes.
Basta analizar sus pactos autonómicos para comprobar que Cs fuera de Cataluña solo ha servido para devolverle al PP en las instituciones el voto que había perdido en las urnas. En Cataluña ha sido el partido más votado y líder de la oposición, en buena parte gracias a Arrimadas aunque no sólo por ella. Ha roto el estatus quo y los equilibrios en el cenagal nacionalista, que ha colapsado a la espera de que Sánchez lo reanime. Cs ha hecho historia en Cataluña, en el resto de España se queda en anécdota. Esto se ve bastante claro cuando se ha vivido desde Barcelona y desde Madrid el auge de Cs. Es la diferencia entre el rompedor y el advenedizo, que a veces pueden ser la misma persona u organización según las circunstacias.

3. ¿De izquierdas o de derechas? Redefinir el proyecto ideológicamente empieza por responder a esta pregunta o, mejor aún, no responderla: ni de izquierdas ni de derechas. Cs tiene que escapar de ese terreno de juego por una razón obvia: no le beneficia, en ese marco no ganará nunca.
No quiero hablar de UPYD, que en estas circunstancias es como mencionarle a un enfermo a su hermano muerto, pero si algo distinguió a UPYD de Cs fueron sus inicios y la claridad en la definición del proyecto. En los inicios de Cs sabíamos lo que no éramos (nacionalistas), pero no lo que queríamos ser. En UPYD sabíamos lo que no éramos y lo que no queríamos ser (PP, PSOE) con unas líneas de actuación muy nítidas que se fueron desarrollando a nivel teórico, aunque nunca tuvieran una aplicación práctica más allá de aspectos puntuales. En ese sentido, no estoy seguro que UPYD llegase a hacer política en toda su amplitud, como sí ha hecho Cs.
Un error que cometimos ambos fue estigmatizar a PP y PSOE hasta el punto de hacer parecer ante la opinión pública que un posible acuerdo o pacto con ellos llevaba implícita la traición a uno mismo.
Creo que en UPYD nos hubiera gustado sustituir al PSOE para que no gobernase el PP, no pactar un gobierno con ninguno de los dos. Una aspiración legítima pero poco viable.
También entiendo que era difícil que Cs pactase con el PSOE un gobierno para España cuando pudo hacerlo. Fue un error que aún está pagando.
El españolito medio(idiota) que se (des)informa de política exclusivamente por la tele identificará al PP con la bajada de impuestos, el conservadurismo moral y lo que podríamos resumir en "la España cañí". Al PSOE con el estado social, el progresismo moral y "la España plural", no sólo en un sentido territorial.
Sin embargo, a Cs lo identificará con Rivera (antes) o Arrimadas (ahora), como UPYD se identificaba con Rosa Díez, o a la UCD/CDS con Suárez. Más que un partido sin cabeza, un partido sólo con cabeza. Un partido que se comporta más como una plataforma electoral que como un partido en sentido clásico. La idea misma de una convención como la que se va a organizar suena más a campaña publicitaria que a la búsqueda de debates de fondo, pero podría ser el inicio de un debate que conduzca a la toma de decisiones.
Cs debería buscar su espacio diferencial (odio lo que se parece esta expresion a la terminología nacionalista; entiéndaseme por favor), afianzarlo y reclamarlo. Lo del "liberalismo" mejor guardarlo en el baúl de los recuerdos, dado que es una etiqueta aplicable desde ciertos sectores del PSOE hasta Vox. La posible redefinición ideológica del proyecto excede el objetivo de esta entrada, que pretende ser breve para no abusar del lector.

En fin, mi propuesta sería que Cs vuelva a ser un partido de ámbito exclusivamente catalán, creando una plataforma vinculada al mismo en el resto de España. Una plataforma en la que pudiera caber gente afiliada o con cargo en PP y PSOE fuera de Cataluña y dando libertad a los cargos actuales de Cs fuera de Cataluña para afiliarse o colaborar con alguno de los dos partidos. Se podría aprovechar esa reconfiguración para redefinir el proyecto a medio-largo plazo, lo que sería más fácil de realizar sin el regate corto del día a día. En Política es más dulce la entrada que la salida, pero a veces hay que dar un paso atrás para poder dar después dos hacia delante. No toda retirada es una derrota. Sólo merece ser cargo público de un partido aquel que se ha afiliado a dicho partido pensando en el largo plazo. Ah, ¡y a la mierda las primarias!

Se decida lo que se decida, o aunque no se decida nada, le deseo suerte a Cs.